Seguridad Vial

En esta tercera parte vamos a dar las recomendaciones del CESVI, que tienen que ver con el sistema de retención infantil, y el alcohol.

Sistema de retención infantil.

El cuidado de los niños
Los bebés recién nacidos y hasta los 10Kg. de peso, utilizan sillas del tipo “huevito”, sujetas mediante el cinturón de seguridad del vehículo o los anclajes fijos del sistema ISOFIX. En el caso de los bebes, deben colocarse en sentido inverso al desplazamiento del auto. Esto es porque los músculos del cuello no tienen la suficiente tonicidad para soportar una desaceleración brusca. 
Los niños mayores a 9 Kg. y hasta 15 Kg., utilizan sillas de seguridad que también se sujetan al vehículo de la misma manera que los sistemas de retención anteriores. Por ser más grandes y tener la estructura ósea y masa muscular más desarrollada, pueden viajar mirando hacia adelante.
Los chicos a partir de los 22 kg. (aproximadamente) pueden utilizar un amoldador que permita ajustar el cinturón de seguridad del vehículo, como si se tratase del cuerpo de un adulto. El objetivo de este elemento es darle más altura al niño, de manera que el cinturón (de tres puntos) no pase muy cerca del cuello.
Nuestra ley expresa que los niños menores a 10 años deben viajar en el asiento trasero y con los elementos de seguridad correspondientes.


Alcohol.

Está comprobado que el alcohol es uno de los principales enemigos del conductor, ya que tiene gran influencia en la generación de siniestros, y que sus efectos más evidentes se ven reflejados en una limitación y alteración notoria del estado psicofísico del conductor.
Sin embargo, son muy pocas las personas que evalúan los efectos nocivos que puede traer beber alcohol antes de conducir. 
Mucha gente cree que como nuestra ley penaliza el alcohol a partir de los 0,5 gramos/litro de sangre, sus efectos peligrosos se manifiestan a partir de ese valor. Aún en pequeñas dosis, las consecuencias primarias se localizan sobre la vista, disminuyendo la visión periférica, que resulta indispensable cuando nos conducimos en tránsito urbano. También aumenta el tiempo de reacción. Este efecto se manifiesta con el primer vaso de vino o cerveza y con concentraciones de alcohol inferiores a la mencionada.
En concentraciones mayores a los 0,5 gramos/litro, el principal efecto que sufre una persona es la limitación y alteración del estado psicofísico. Esto significa que el individuo se siente menos inhibido, no se reprime para conducir y no mide los riesgos. Además, a medida que se incrementa la cantidad de alcohol ingerido, se ven afectados la coordinación de los movimientos y los tiempos de reacción, retardando las maniobras. 



Si tomaste, no manejes. 
Es bueno que ante una salida con amigos o el festejo de cumpleaños de un familiar, se seleccione de antemano a un conductor que quedará como responsable del manejo para volver a casa. 
En el caso de encontrarnos solos, lo ideal es dejar el vehículo propio y volver en un remis o taxi.
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